Tuesday, December 26, 2006

Xmas

¿Cuàndo es navidad?¿Que ya pasò? Chutas. El guatòn de rojo me quedò debiendo el regalo entonces.

Wednesday, December 20, 2006

Tu cintura

Atraparte por la cintura y no dejarte ir nunca. Eso quiero.

Friday, December 15, 2006

Una lágrima para la televisión

Acaba de llegar la prensa, y la policía se hizo a un lado para que hagan su trabajo. Insistieron en que el asesino pose junto al cuerpo momentáneamente descubierto de la víctima, cuchillo en mano y mirándola, como en el momento mismo del crimen, pero el asesino, mal actor y nervioso, insiste en mirar a la cámara al momento del disparo, arruinando cada nueva toma. La televisión, por su parte, quiere grabarlo derramando una lágrima al cruzarse con los hijos de la víctima, para provocar sentimientos encontrados en el televidente, y entregarle una potente moraleja.

Fui estafado

Pagué un platal por ver un gran espectáculo deportivo, así fue promocionado, así se justificaba el alto precio de las entradas, y terminé viendo a unos tipos de blanco llorando y pataleando mientras la visita, un tal Pachuca, levantaba la copa en sus narices. Pagué por ver al equipo que jugaba el mejor fútbol de América, eso decían, y terminé viendo a un equipito. Un equipito.

Wednesday, December 06, 2006

Descompensación grave

Ocurrió por causa de una descompensación grave: hoy corté las uñas de mi mano derecha mientras la otra quedó tal cual.

Wednesday, November 22, 2006

99 – La caída



Quizá ocurra hoy, pensaba cada mañana, al levantarse, al cepillarse los dientes, al observar su cara reflejada en el espejo. Lo que estaba viviendo no podía ser de verdad, la fama y bienestar no podían ser reales, no para un tipo como él, execrado por la diosa fortuna. Algo raro debía de estar ocurriendo. Un día no aguantó más la incertidumbre; temía que llegado el momento lo encontrase ocupado, o disfrutando, distraído y no preparado mentalmente. Se quedó en casa, y de allí en más se dedicó por entero a esperar la caída, su propia caída.

Thursday, November 16, 2006

76 – El día siguiente

Después de un largo día de trabajo se tiró sobre la cama, queriendo pensar en nada, pero sus ojos tropezaron en algún momento con las vestiduras y la “máscara”. Sintió una tremenda frustración al enfrentar nuevamente que no era lo que tanto quería y supuestamente demostraba ser. Se deprimió tanto que más tarde tuvo que llamar a sus asesores, quienes llegaron presurosos a levantarle el ánimo, aleonarlo y dejarlo listo para el día siguiente, cuando con el ego por las nubes, y excitado por la admiración que provocaba, convencería nuevamente a la gente de su omnipotencia, omnisciencia e infalibilidad.

Thursday, October 19, 2006

90 – Los conejos

Cuando escucharon el gran estruendo viniendo del exterior salieron corriendo a ver que pasaba. No alcanzaron a ver nada pues una mancha oscura se les vino encima y algo pesado los aplastó. Los saqueadores se comieron todo lo que pudieron y destruyeron el resto, pero a ellos les perdonaron la vida. Cuando acabaron, uno, que parecía el jefe, guió al ejército a la siguiente casa, que aparentaba estar más preparada, pero que también se rindió en breves minutos ante el poder conejuno. En poco tiempo habían caído muchísimas casas, pero el movimiento se disolvió, creo, por envidias y disputas internas.

Wednesday, October 04, 2006

64 – Duele

Lo que más me duele es que nunca, nunca será mía, y eso duele hasta el alma. Me gustaría vengarme de ella, más que por no quererme, por todos los ‘sí’ que ilusionaban y después cambiaban a un ‘no’. Me gustaría apretarla brutalmente contra mi cuerpo, besarla hasta que sienta dolor y todo sin palabra alguna de por medio. Para qué hablar si ya no queda nada que decir.

61 – Asesinato

Asustado al verlo, tropiezo debido a los nervios y él aprovecha aquel único mísero segundo de vulnerabilidad para saltar como un felino sobre mí y clavarme el metal justo en el corazón. Un ataque sorpresivo, rápido, certero, elegante; admirable, si otro fuese la víctima... Doy vueltas y vueltas en la silla mirando hacia ninguna parte, hasta que soy reprendido por la distracción, sin que ellos sepan que en algún lugar, caído en tierra, también doy vueltas sobre mi pesado cuerpo, regando de sangre el suelo, tratando de gritar y sin poder hacerlo. Es su recuerdo que me vuelve a asesinar.

Wednesday, September 27, 2006

55 – El escape

Hasta que noto que mi olfato no detecta nada. Sólo en ese momento me convenzo que todo es una ilusión. Entonces observo de nuevo la maravillosa mentira, esperando que sea la última vez, y al no ver a nadie, escapo, rogando que ellos no se den cuenta de que ya me di cuenta. Mientras corro pienso cómo no lo descubrí antes, si las casualidades no eran casuales, los cabos sueltos esperaban ser atados; ahora lo veo todo tan claramente. Con tanta claridad que segundos más tarde me detengo tristemente esperanzado en que nadie haya notado aquel inútil intento de escapar.

52 – Aplazamiento

Cuando tomé conciencia de la inmensa cantidad de cosas que había estado postergando en los días previos, temblé. Cuando me di cuenta que seguramente nunca haría algunas de esas cosas, sentí una frustración tremenda. ¿Cómo empezar tamaña tarea? He decidido comenzar mañana, pero con renovados bríos.

Wednesday, September 20, 2006

48 - La despedida

‘Siempre te voy a amarte’ le gritó Brayan a Sindi cuando se lo estaban llevando para realizar su servicio militar, sin imaginar que un año más tarde volvería completamente enamorado de un moreno ex-camarada. Ella creyó conveniente despedirlo con un pañuelo blanco y unas lágrimas sobreactuadas, para darle mayor romanticismo a la escena. Tampoco imaginó que su “terminator” cambiaría tanto en un año. ‘Si parece que ya no quedan hombres’ fueron las desacertadas palabras de consuelo de una vecina; tan desacertadas que la hicieron llorar aún más. Pero esta vez las lágrimas eran de verdad. Y no había pañuelo blanco.

Thursday, September 07, 2006

44 - La bruja

Estaba buscándola cuando de pronto apareció desde su cueva una bruja, con aspecto terrible, enteramente vestida de negro. Todos huimos horrorizados, en cualquier dirección. Entonces, de pronto me pregunté cuál era el motivo para arrancar. Las brujas no existen, por lo menos no ésas. Me sentí infantil. Entretanto recordé que aquel era mi mundo y el reglamento prohibía no asustarse de las brujas. Aunque no les dábamos escobas, pues se verían muy ridículas. Caricaturescas. Además no contábamos con la tecnología para hacerlas volar. Quizá nunca la tendríamos; mi mundo estaba en bancarrota por mala gestión. He ocupado mucho tiempo buscándola.

Tuesday, August 29, 2006

41 - El control

Los parlantes anuncian que se debe mantener la calma, que nada pasa. Cuando la gente está sosegada toman a un grupo y los apuran para salir, porque la embarcación está hundiéndose. Entonces ellos enloquecen y empiezan a vociferar; torpemente algunos salen del grupo y corren en todas direcciones. ¿Torpemente? ¿Como puede juzgar uno? Quizás tratan de buscar y salvar a sus seres queridos. Pero con el alboroto todo el mundo se da cuenta de la terrible situación. El control se perdió y los autoproclamados dioses encuentran razonable que se salve quien ha de salvarse y muera quien ha de morir.

36 - Surcar el cielo azul

Cuando escucho aquel “sí” al pie del altar me quito esas manos delgadas de encima. Sus dedos largos y uñas puntiagudas me producen rechazo. Tanto tiempo he estado prisionero en sus brazos que la desprecio profundamente. Como un enajenado echo a correr desenfrenadamente, a culo pelado, hasta el techo. Miro el hermoso cielo azul y siento unas ganas tremendas de no detenerme y volar como un grácil planeador. Mientras tanto, abajo, unos chiquitines gritan “¡locos!, ¡locos!” y lanzan piedras hacia la entrada. Su entretención diaria después de clases.

35 - La locura

Cuando sentía que todo estaba perdido y me entregaba rendido al opresivo abrazo de la desolación, ella lanza un “llámame a la noche”. Después me envía un coqueto “xau” y cierra sesión. La lluvia, el frío y el invasor gris se retiran. Me encuentro cara a cara con la desolación, cuando abandona el escenario. Lleva el ceño fruncido y se ve humillada. Tiemblo pensando en su venganza. Porque de seguro volverá. Pero siento los cálidos rayos del sol de primavera, descubro los hermosos árboles tapados de flores y el trinar de los pajarillos ya no me molesta.

Tuesday, August 22, 2006

34 - Godofredo Cabezas III

Cuando nació, sus padres quedaron estupefactos. El hombre sintió unas ganas tremendas de llorar a gritos. Y miró de reojo el semblante de su esposa. Inmediatamente su inseguridad lo hizo pensar que esta situación sería el comentario de todo el pueblo. Lejos estuvo de equivocarse. Cada conversación dejaba un espacio para la inmensa cabeza del bebé. La madre pensó en alejarse de los malls y ahorrar para peluqueros. El padre, todavía abatido, pensó en aportar dinero a alguna fundación que estudiase una cura, un tratamiento, una ilusión, cualquier cosa. Además sería necesario un escuadrón de psicólogos. Los niños son crueles.

33 - Y seríamos felices por siempre

Abrí la defensa y lancé un furibundo y desesperado último ataque. Pero me sentí expuesto y retrocedí. Ella dice aceptar resignada lo que le estoy pidiendo. ¡No, maldición! Grito y me agarro la cabeza. No puede ser. Mi libreto estaba escrito de otra forma. En esta parte ella se abría, tan sólo un poco y me daba la oportunidad de rematar todo con un “te quiero”.

27 - El amor

‘Ante un juego como este, de tira y afloja, hay que ser fuerte mentalmente. El orgullo debe protegerse como un tesoro aunque haya que comerse los sentimientos. La idea es llegar al prestigioso estado de insensibilidad más temprano que tarde. Entonces su poderoso arsenal de indiferencia, desdén y plantones no causará desastres’. Aquí si alguno llora es sacado de la fila para recibir un tiro en la nuca. Pero yo no sirvo, mi equilibrio emocional es frágil. Al primer descuido de los guardias correré por los campos y nunca más sabrán de mí.

25 - El miedo

Cuidaba nuestro equipaje en el terminal. Sentado, de pronto sentí que algo malo sucedería. Me doy vuelta justo en el momento en que un ladrón agarra unos de nuestros bolsos y sale corriendo. Ella vio todo; está cerca, junto a unas amigas. Veo decepción en sus ojos. Maldita sea, esto no puede estar pasándome; no en nuestro primer viaje juntos. Echo a correr detrás de él, sin convicción. Pensando en mi increíble mala suerte, me enfurezco y acelero. Si lo alcanzo lo mato. Hasta que se detiene y me enfrenta con un cuchillo.

Sunday, August 20, 2006

24 - La puerta

Se acababa la visita y todos salimos a despedirlo. Se subió al auto, el primo le cerró la puerta y vimos una lágrima en su cara. Aunque nunca le dijeron de su enfermedad. Ese momento nunca lo podré olvidar. Miré a mi familia, cada uno de sus rostros y vi ojos humedecidos. Nadie dijo una sola palabra, pero todos, grandes y chicos intuíamos que esa sería la última vez. El auto se fue y todos entraron, menos yo. Se cerró la puerta; caminé, me apoyé sobre la reja y lloré desconsoladamente. En silencio, para que nadie se diera cuenta.

18 - La muerte

La gente de la planta estaba a punto de descubrir todo y ella ya no tenía poder de negociación. Porque todos los días aparecían nuevos personajes cobrando por su silencio. Pero un día la Domitila apareció muerta. La Domitila fue quien descubrió la estafa y aunque prometió callarse, para recibir una parte, no pudo contra su bocaza. Ese movimiento logró su efecto, aterrar a todos. Pero ya era demasiado tarde. Sólo unos pocos días después el inglés descubrió la estafa y La Jefa fue acribillada en la puerta de su casa, sosteniendo una bolsa de pan calientito para el desayuno.