La canción es la misma

La canción es la misma y lo sabemos, así como sabemos que los improvisados aún cuando pequeños cambios en la letra se notan, aunque no aportan, porque somos como somos y no vamos a cambiar. Eso, creo yo, es un hecho comprobado, aunque digas que estas palabras suenan a destructivo pesimismo. Cambios en el ritmo, aceleraciones e innovaciones mínimas (mínimas, porque la cabeza ya no da para más) en la melodía tampoco cambian nada, aunque me he dado cuenta que mi voz suena cada vez menos convincente y mi capacidad de interpretación luce deprimida.

Frío

Caminé, pensando que tenía esa opción tras no ser seleccionado por los encargados del sistema de transporte. Caminé, meditando en aquello, mientras una brisa gélida castigaba mi cara, mis orejas, mis manos. Pero el frío y el continuo contacto (impacto) de mi pierna izquierda contra el suelo hicieron realidad un oculto (oscuro) presentimiento. Mi rodilla no pudo contra esas condiciones y explosionó furibundamente. Una astilla de hueso perforó la cara de una mujer y las otras quedaron desparramadas en la calle en un amplio radio, entre rostros desencajados, miradas inciertas y seres congelados.

Somos

Fue entonces cuando le pregunté, temeroso, ¿Todavía somos…? Después tragué saliva y esperé. Sí, respondió, somos, nunca hemos dejado de serlo. Y no te preocupes, lo malo ya lo olvidé.

Los niños

La siguieron y la emboscaron en el callejón de los cerezos. Se dio cuenta cuando sintió crujir las hojas secas tras de sí. Pero ya era tarde. No debiste escapar, le dijeron. Aún no terminamos de burlarnos de ti.

El engaño

Pero mi olfato no detecta nada. Quizás es sólo otro invento de la publicidad.

Estoy buscando trabajo

- Sácamelo, que me tengo que ir a trabajar
- Pero Javiera… otro ratito…
- Claro, como tú no tienes nada más que hacer.
- Oye, para, tú sabes que estoy buscando trabajo. Y que he tenido mala suerte.
- Sólo veo que pasas pegado a la tele viendo a tu famoso Arsenal… que parece que juega todos los días. ¿Y sabís qué? Me tenís guatona con el famoso Arsenal.
- Eso es otro tema, pero qué triste que no me comprendas. Me duele esto, ¿sabes?
- No sé. Hablemos al almuerzo, mejor.
- Javi, pera, te queda jabón todavía.

Tú

Me duelen todas, es cierto. Rigurosamente cierto. Pero tú me dueles más que las otras. Tan cierto como que a la luz se le llamó día y a la oscuridad noche. Y fueron la tarde y la mañana un día. La tarde y la mañana otro día. Pasan así los días, todos los días. Y me sigues doliendo. Más que las otras.

Tele

- ¿Que ya no quieres ver más tele?
- No. Prefiero mirarte a ti.
- Cursi.
- Te quiero
- Sensiblero
- Te sigo queriendo
- ¿De verdad?
- De verdad
- Ojalá que en diez o veinte años más me digas lo mismo
- Ojalá
- Ya, veamos tele.
- OK. Oye, ¿empezamos ya a pelear por el control remoto o esperamos a estar casados?
- Ja jaj. Empecemos ya. Dámelo.

Sé que todo lo hacéis por piedad

Si soy pecador, que la Santa Inquisición me eche a la hoguera. Así mi alma será purificada.

Pecador

Y no hubo forma de hacerle entender que sus figuritas de yeso no nos iban a salvar. Que debíamos correr ya. Que los balazos duelen. Matan también, eso dicen. Y que quizás el era más pecador que yo.

Toy caga'o

Pasé, y las chicas no me piropearon.