Tuesday, August 22, 2006

34 - Godofredo Cabezas III

Cuando nació, sus padres quedaron estupefactos. El hombre sintió unas ganas tremendas de llorar a gritos. Y miró de reojo el semblante de su esposa. Inmediatamente su inseguridad lo hizo pensar que esta situación sería el comentario de todo el pueblo. Lejos estuvo de equivocarse. Cada conversación dejaba un espacio para la inmensa cabeza del bebé. La madre pensó en alejarse de los malls y ahorrar para peluqueros. El padre, todavía abatido, pensó en aportar dinero a alguna fundación que estudiase una cura, un tratamiento, una ilusión, cualquier cosa. Además sería necesario un escuadrón de psicólogos. Los niños son crueles.

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